Muchas personas, incluyéndome a mí, tendemos a expresar un sentimiento muy profundo de compromiso y ternura diciendo “te amo”.
Usamos esa palabra para expresar nuestra comprensión del amor a alguien que puede o no entender lo mismo por lo que queremos decir cuando decimos: Te amo.
El amor puede ser muchas cosas, puede usarse para expresar una liberación sexual, un vínculo, un cuidado paterno o maternal por alguien, o incluso una forma de crear una herramienta para gestionar un apego ansioso por quien necesitamos.
Muchos filósofos, escritores, políticos, profetas, etc. etc., intentaron utilizar la palabra “amor” para poseer, controlar, manipular e incluso destruir a alguien o algo que debería ser RESPETADO.
El universo ha tardado miles de millones de años en formarte a tí y a mí, en el proceso se ha utilizado polvo de estrellas, sí, polvo de estrellas, y nosotros, seres humanos pretenciosos, hemos utilizado durante menos de cinco mil años una palabra que originalmente era “leubh” (proto-indoeuropeo) para describir cuidado y deseo, luego se incorporó al idioma inglés “love”, para describir algo como “to be very fond of”, y ahí fue cuando comenzó la parte complicada.
En sus orígenes el amor se usaba para describir:
Cuidado y deseo
Y despúes:
Tener mucho cariño, atracción…
Cuando nos preocupamos, es para dar, cuando deseamos, normalmente es para recibir. Thanatos y Eros, Ying y Yang. El universo está alineado.
Pero, para sentir cariño/atracción, depende más de quién dice esas palabras.
Podemos sentirnos atraídos por el comportamiento sádico de alguien, como un político desquiciado o un extremista, o podemos ser muy aficionados a dar, convirtiéndonos en esclavos de la opinión/ aprobación del otro . Amar así puede conducir a dos cosas: estar siempre recibiendo o siempre dando. Estar en caos, no estar en paz sino simplemente estar en un bucle de insatisfacción y frustración.
Por eso hoy, es que he decidido amar como en sus orígenes se amaba.
Permitirme a mí y a los que me siguen, comprender profundamente que puedo preocuparme, sin esperar, pero también puedo desear sin ningún compromiso. Aceptar que tal vez el amor nunca será la unión del cuidado y el deseo, sino el compromiso de ambos unidos por la atracción, pero nunca por el hecho.
Al final, somos partículas formadas por átomos que no están unidos por nada.
Y, al final, quizás ese sea el truco, que necesitamos dos para hacer uno.
Cuidado y deseo
tú y yo
Nunca unidos, pero nunca separados.