Nuestra antigua manera de vivir ha quedado obsoleta, tenemos que reinventarnos.
El futuro pertenece a aquellos que dominen el arte de vivir.
No existirá una vuelta a lo “normal”, de hecho, queremos volver a la “normalidad” en la que vivíamos?
Creo que todos sabemos la parábola de la rana hervida, sino, aquí un pequeño recuerdo :
…sí a una rana se la pone en una olla, sobre un fuego intenso, buscará saltar y escaparse, mientras que si la ponemos en una olla en agua a temperatura ambiente, y no la asustamos, se queda tranquila. Cuando se va aumentando la intensidad del fuego, la rana quedará cada vez más aturdida y finalmente no estará en condiciones de salir de la olla. Los seres humanos reaccionamos igual que una rana…
A veces pienso que la humanidad, al igual que la rana, y me incluyo, nos vemos inmersos en una zona de confort templada, en donde de a poco nos morimos sin darnos cuenta. En algunos casos la vida te pone asteriscos, improntas, “piedrecitas en el camino”, para ralentecer tu paso, y enseñarte a vivir.
En mi caso hubo tres, esta última, tener que aprender a caminar desde cero después de un accidente en donde varios, no vuelven a caminar.
Recuerdo que me llenaba de fantasías: de que haría si no caminara, en como sería mi silla de ruedas, en si mi pareja me abandonaría, si podría ser padre, si tendría la fuerza y el dinero para vivir… …si podría…
La verdad que entre el cuidado de los que saben, los paseos de un amigo cuando me sacaba en mi silla de ruedas a dar la vuelta a la manzana, el taxi adaptado y subir despacio la rampa, en llegar a la clínica, en hacer fisio con mala leche y hartar al fisioterapeuta, en esperar las ecografías con ansias, en llorar para adentro cuando el músculo no me funcionaba y aún, no sentía la pierna…
…pero de a poco, y por tercera vez en mi vida; aprendí de nuevo a caminar, a poder bañarme solo, a poder empujarme en la silla, en poder dejarla, en acompañar a la farmacia a la mamá de mi hija porque le dolía la tripa, a leer juntos que su Clearblue daba positivo, a sentir el abrazo del felicidad del Dr Cugat, como si hubiese metido un gol, como si de repente todo el Camp Nou me aplaudiese, como si la vida me enseñase: que aún en silla de ruedas, se puede, que la vida intenta, que depende de uno aprender, que levantarse cuesta, y quien, domine el arte de vivir,
el futuro le pertenecerá.
Max